
“Hoy tendremos la portada. Mañana empieza la preventa”.
Estaba saliendo de clase y ese mensaje de Andrea de Postdata Ediciones me dejó un poco descolocada.
Había pasado tanto tiempo este último mes preparando ese momento que no parecía real que llegara así, de repente.
Una mezcla extraña de sentimientos me invadió de forma incontrolable: nervios, alegría y orgullo pero, a la vez, miedo, vergüenza e incertidumbre.
He revisado mil veces el poemario. Ahí está escrito lo que quiero que esté escrito. No me arrepiento de ninguno de los poemas, sean buenos, malos o regulares. Pero publicarlo…
Mostrarlo a los demás me asusta. Es como salir en pijama a la calle.
No hay forma de esconderse tras esas palabras. Son parte de mí. O al menos parte de quien era cuando las escribí. No es fácil exponerse tanto.
“El poema debe ser vivencia. Si no es carne y sangre y huesos de uno mismo, no creo que valga la pena” dice la premio Cervantes Elena Poniatowska, y quizás sea así.
No todo lo que escribo habla de mí, lógicamente, pero tal vez sí de cómo yo lo veo, lo entiendo o lo siento.
El proceso que me ha llevado a reunir el valor para atreverme a mostrarme así no ha sido fácil ni rápido, pero estoy muy orgullosa de haberlo conseguido.
Con los ojos desteñidos por el viento es un libro muy importante en mi vida. Es el libro del cambio y a la vez del reencuentro conmigo misma.
Espero que lo disfrutéis, si decidís comprarlo.
Os dejo el enlace de la preventa: COMPRAR.