
Inestable.
Segura, rígida, estricta, exigente, cuadriculada, mandona, pesada, obsesiva, miedosa, nerviosa, complaciente, solitaria, sentimental, empática, compasiva, cariñosa, inquieta, curiosa…
Hay tantas palabras que podrían definirnos y algunas tan contradictorias que, a veces, no es fácil saber quiénes somos.
Tampoco es sencillo saber qué queremos o qué demonios estamos haciendo.
Hay momentos en la vida, situaciones, épocas en las que la duda lo inunda todo y llega el bloqueo y el miedo.
Sabemos, racionalmente, que hay que buscar el equilibrio y que nada es blanco o negro, que nadie es perfecto y que es imposible controlarlo todo. Pero, emocionalmente, hay ocasiones en las que sentimos que las cosas se nos están yendo de las manos.
Hay momentos en los que parece que todos nuestros esfuerzos son vanos, que nosotros caminamos hacia un punto y la vida nos arrastra hacia el contrario o directamente nos pasa por encima sin preguntar.
En esos momentos, como animales sociales que somos, buscamos un asidero, alguien que nos comprenda, que nos escuche, alguien con quien desahogarnos. Aunque no pueda ayudarnos, ni dar solución a nuestros problemas. Solo la compañía es un alivio.
Pero, muchas veces, parece que todo el mundo está agobiado y abstraído en sus propios asuntos y nadie tiene fuerzas para escuchar los problemas del otro. No podemos añadir la carga de otro a nuestra propia carga, si no queremos colapsar.
Vivimos en una sociedad en la que una absurda velocidad nos arrastra, nos atonta y nos ciega. Somos incapaces de ver más allá de los estúpidos problemas del día a día. No tenemos tiempo de estar tranquilos, de desconectar, de pasar tiempo a solas y en silencio, sin hacer nada, recolocando cada cosa en el grado de importancia que tiene.
Y así, llega el miedo, la sensación de soledad e incomprensión, el sufrimiento estéril, el conflicto y la confusión.
Tenemos que rebelarnos contra este mundo insaciable. Si no lo hacemos, nos triturará y nos escupirá después sin ningún tipo de remordimiento. Tenemos que reducir la velocidad, tomar tierra, abrir los ojos y buscarnos los unos a los otros. Para no estar solos, para no estar perdidos, para tener menos miedo, para hacer la vida soportable.
Muchas gracias por la valentía de expresar como te sientes y como muchas personas nos sentimos en determinados momentos. Es importante expresar como nos sentimos, nuestros sentimientos son válidos aunque el otro no pueda entenderlos o compartirlos. Vivimos es una sociedad exclaba de la inmediatez, del necesitar cada vez más, de la velocidad, de la exigencia y del perfeccionismo. Pero olvidamos lo más importante, el escuchar, recoger y acompañar al otro desde el respeto y el cariño. Los demás no siempre están preparados para escuchar y valorar nuestras emociones y eso nos hace sentirnos, solos, diferentes, raros…. Nuestras emociones son reales, nadie debe prohibirlas, tenemos derecho a expresarlas y ojalá poco a poco ayudemos a que la sociedad entienda que las emociones no son peligrosas, sólo son señales que nos indican lo que nos gusta, lo que nos duele, lo que no queremos…. Son necesarias y está bien tenerlas, y cuando las expresamos no necesitamos un consejo, ni una solución, sólo ser escuchadas con cariño y respeto y sentir que el otro está a tu lado simplemente acompañándote. Rodearos de personas que las respeten, y simplemente nos acompañen, en persona, en redes sociales…. No estamos solas, sólo hay que buscar a otros valientes que puedan respetarlas y acompañarlas. Gracias @literaturaluz por abrir este espacio a la reflexión y al amor a uno mismo y al ser humano. Un fuerte abrazo.
Muchísimas gracias, Sara. Sin ti todo sería mucho más difícil. Eres una profesional excepcional, además de una buena persona 😊😘.
Gracias por poner palabras a unas emociones y sentimientos donde me he sentido reflejada, identificadaen muchos momentos. Es cierto, como dices, que nos permite sentirnos menos solas.
Por otro lado, me parece muy bonito cuando señalas que acompañar y apoyar a otro ser humano no necesita de tener la respuesta exacta, ni el consejo apropiado, solo escuchar y estar ahí. Sostener las emociones del otro no es fácil, por eso es importante lo que dices, para ir aprendiendo a dar otra respuesta cuando seamos la persona a la que acudan otras.
Gracias a ti por comentar, Lorena.
No es fácil a veces, pero todo es mejor si nos sentimos menos solos.
Un abrazo.
Qué bonito lo que has escrito.
Qué difícil es sentir, identificar lo que es y poner las palabras. Y qué bien sienta cuando lo consigues. Y como dices, si paramos un poco y nos escuchamos, todo tendría mucho más sentido.
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Muchas gracias, Sonia.
Es muy importante respirar y buscarnos los unos a los otros. Sentirse solo es muy duro.
Un abrazo.